En el ámbito del entrenamiento deportivo, son ya muchos los autores que destacan la importancia de incluir el entrenamiento neuromuscular, que se basa en fuerza, agilidad, capacidad de reacción, coordinación, potencia, velocidad y equilibrio. Este tipo de trabajo tiene múltiples beneficios para el rendimiento deportivo y se extiende al bienestar y la salud, además de jugar un papel fundamental en la prevención de lesiones.

El entrenamiento neuromuscular es una excelente herramienta para el desarrollo del equilibrio y el control postural. Este control postural se entiende como la capacidad del individuo para gestionar su sistema neuromuscular, lo cual depende de la información sensorial. En la adolescencia, el entrenamiento neuromuscular cobra especial relevancia, ya que durante esta etapa se experimentan ganancias significativas de fuerza y masa muscular como parte del desarrollo físico natural. Este crecimiento más concentrado se ve acompañado de un aumento sostenido en la masa muscular, que alcanza su máximo índice entre los 16 y 20 años en las mujeres y entre los 18 y 25 años en los hombres.
Una intervención de entrenamiento neuromuscular ha mostrado mejoras significativas en la alineación de la extremidad inferior durante una prueba de recepción de salto en mujeres. Esto indica un mejor control neuromuscular, lo que, a su vez, tiene un efecto positivo en la prevención de lesiones. Al mejorar la estabilidad y el control durante movimientos complejos, se reduce el riesgo de sufrir lesiones, especialmente en actividades deportivas que requieren agilidad y precisión.
En programas integrados, el entrenamiento neuromuscular se ha incluido con el objetivo de mejorar la salud en jóvenes. Este enfoque se establece como un método seguro, eficaz y adecuado para los niños, promoviendo mejoras en la competencia motriz y en las cualidades físicas. La edad recomendable para iniciar este tipo de entrenamiento es durante la preadolescencia, aunque es importante tener en cuenta que los estadios madurativos juegan un papel clave en la determinación de las etapas de desarrollo y los momentos óptimos para el aprendizaje motor. La capacidad de los jóvenes para entender y seguir las instrucciones del entrenamiento será un factor determinante en su participación y éxito en este tipo de programas de entrenamiento neuromuscular.
Este tipo de entrenamiento neuromuscular no solo produce beneficios a nivel físico, sino que también genera efectos positivos a largo plazo en el rendimiento. Además, favorece adaptaciones que disminuyen el riesgo de lesiones. Estos factores resultan especialmente importantes en adolescentes, quienes presentan una alta incidencia de lesiones por sobreuso debido a la intensa actividad física a la que se exponen. El entrenamiento neuromuscular ayuda a prevenir estas lesiones al mejorar el control motor, la fuerza, y la estabilidad, contribuyendo a un desarrollo físico más saludable y sostenible.
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Autor: Marc Madruga Parera
Doctorando en el programa «Ejercicio físico y salud» (Universidad de Girona). Máster Oficial en Fisiología Integrativa (Universidad de Barcelona). Profesor del Máster en Readaptación a la Actividad Física y la Competición Deportiva (EUSES, Universidad de Girona). Como investigador, y en relación con el desarrollo actual de su tesis doctoral, está centrado en el estudio de las asimetrías funcionales para la detección de posibles factores de riesgo de lesión en el deportista. Relacionado con esta línea de trabajo, también está especializado en el trabajo de control neuromuscular y de la coordinación del deportista.